Camino, corro y me arrastro en espiral.
A veces hacía fuera otras pocas hacía dentro.
Y no se porque me preocupo cuando no me reconozco
Si fui yo la que decidí no pensar que soy y simplemente ser.
De no pensarme me olvidé,
y está visto que recordar no funciona,
cuando la espiral se ha invertido tantas veces.
Me queda no bajar la mirada, esté en la dirección que esté.
Que aunque no llegue a ninguna parte, lo que se vive es el camino.
Y no me castigo por mis huellas,
aunque sea gratificante hundir los pies en la arena,
pero aquí todo es frío asfalto,
esperaré a que el cemento esté húmedo
y poder saltar alto.