El día en el que conocí,
al chico que arrastraba los pies.
Sin esperarlo, siempre queriéndolo,
Alah, todo del revés otra vez.
Quizás su problema fue,
que veía gris cuando yo veía color.
El mío,
que solo tendría que haberle gritado,
para que me hiciese más el amor.
Él me decía bonita todos los días,
cuando me contaba sus sueños yo siempre aparecía.
Yo notaba como mi sangre ardía,
sentía tanto que solo me salían tonterías.
No será por no haber pensando en el problema,
no será por nuestras ganas de querernos.
Pero no es tan fácil, cuando empiezas a necesitar su aire.
Cuando siempre que me ahogo,
me asusto y lloro.
Aun no sé,
en que momento todo se volvió inmenso.
Aún echo de menos,
los días que empezaban y acababan en él.
Aún espero, que en algún momento se le escape un beso.
Aún le quiero,
como para llorar escribiendo esto.
Al chico que arrastraba los pies,
siempre quería llevarlo en mi bici.
Pero los trayectos largos cansan,
no sé si porque no sabía o no le ponía ganas,
pero nunca quería pedalear conmigo a la espalda…