miércoles, 30 de marzo de 2011

Tú la llevas...








Me gustaría que me quisieses,
cómo querrías a tu mejor amiga de la infancia,
cómo si fuese esa vecina con la que todos los días juegas en la plaza.

Los adultos me aburren, con sus expectativas y exigencias.
No me quieras como un adulto.



¡Inventémonos nuevos juegos todos los días!

1 comentario:

  1. la exigencia no es una propiedad de la madurez, sino de la necesidad.

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