Se arrastran las hojas secas
y no me preguntan si quiero bailar con ellas.
Se forma fango en las aceras;
Como si ya no fuesen las aceras,
lo suficientemente frívolas.
Sólo son;
trazos aleatorios,
que dibujan realidades.
En los que se consuelan,
cerebros que se creen almas.
Desean que todo arda,
¡Que todo arda!
Para poder cocer,
un buen filete de ternera.
Y las peras,
que se echen a perder.
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